Vendimos el Vocho

Martín Iván
2 min readFeb 2, 2020

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¿Tan sólo imagínense cuantas personas podrían escuchar esto en México “Mi primer coche fue un Vocho”? Seguro es una historia un poco trillada pero me gustaría recapitularla ya que hace no mucho ese viejo amigo “nuestro primer coche” se despidió de nosotros y paso a ser propiedad de otra persona.

El VW Sedán ha sido todo un clásico en este país cuando se trata de aprender a conducir o adquirir tu primer vehículo automotor, en mi caso no sucedió así, desde bastante joven mi padre trató de enseñarme a conducir en un viejo Caribe modelo 1986 que al igual que todos los que comenzamos en esto maltraté un poco hasta conocer las bases del funcionamiento de un coche standard “Tu llevas el coche no el a ti” “Debes aprender primero en standard y después manejas en automático si quieres” esas eran algunas frases que me repetía mi padre aquellos sábados por la mañana cuando comencé mi andanza en este mundo, al final como a todos los conductores llegó el momento en el que conocía todas las bases que hay que conocer simplemente lo que seguía era practicar, cosa que se quedó detenida por un par de años.

Justo estaba en la universidad cuando mi hermano mayor animado por mi padre decidió adquirir un coche para aprender a conducir, la elección fue un VW Sedán modelo 1993 color blanco con un característico golpe en la salpicadera (que nunca le quitamos), en pocas palabras mi hermano acabó por no prestar interés en su nueva adquisición lo que hizo que yo pudiera retomar el camino que había dejado en pausa y comenzar a utilizar ese auto que sin la experiencia necesaria me permitió dominar por completo el arte de “manejar”.

Bonitos recuerdos por supuesto que tengo muchos, tardes de futbol acompañado de mis compañeros en el que el coche nos llevaba sin problemas, prácticas de la universidad acompañado de mis compañeros, mi etapa en la Radio, salir con la chica que me gustaba y un largo etcétera es parte de lo bueno que me dejó este vehículo.

Es curioso como cuando te despides de algo te brinda una nostalgia que sólo te hace ver los buenos momentos y no tanto los malos, al ser un coche usado cabe recalcar que me dejó tirado un gran número de veces y cada vez fallaba más, eso es parte de lo que uno no quiere recordar cuando piensa en su primer automóvil.

Al final el momento de despedirse llegó, después de más de 10 años con el decidimos venderlo para que pudiera ser útil y práctico (como siempre fue) a alguien más; esta es una breve historia como la de muchos más en México, mi primer coche fue un Vocho, aprendía a manejar con él y siempre será un grato recuerdo.

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