Maratón de Tokio 2023

Martín Iván
7 min readMar 12, 2023

--

Últimamente he pensado mucho en esta frase “Ten cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad” creo que su significado toma más valor cuando esas cosas que vemos lejanas o imposibles comienzan a materializarse, a veces por suerte, a veces por trabajar todos los días en ellas, lo importante es que cuando esos deseos se cumplen siempre debes estar dispuesto a enfrentarlas y en mi casó así fue…

A mitad de mi entrenamiento para mi carrera anterior me llegó la noticia que correría Tokyo. Aún con el entrenamiento y la carrera anterior encima no me dio tiempo de digerirlo, pero que más daba, era lo que había buscado desde hace años y si quería vivir esa experiencia era el momento de dar un paso al frente. Al final de cuentas podría haber pensado muchas razones para no afrontar el reto pero al final del día estamos aquí para hacer y no para pensar.

Nuestra primera salida a las calles para ver el poster del maratón en las calles

El Viaje

Ahora más que en otras ocasiones la semana antes del maratón había sido complicada, hasta el último momento el trabajo nos tuvo atareados y hasta la maleta se tuvo que hacer minutos antes de emprender el viaje confiando en que todo estaría bien; cual sería nuestra sorpresa que durante la escala en San Francisco viviríamos un estrés sin precedentes para mí, estuvimos a 5 minutos de perder el avión por las largas filas en migración, el habernos sentado en ese vuelo hacia Tokio se sintió como la primer batalla ganada, después de toda esa preocupación aquel viaje de 10 horas en el avión ni siquiera se hizo pesado.

Llegamos a Japón el viernes por la tarde y aún incrédulos por lo que nuestros ojos veían nos maravillamos con el transporte público y la gente a nuestro alrededor, aquella tarde sólo nos quedó salir a comer y descansar todo lo que pudiéramos, estábamos a 2 días de la carrera pero en las calles de la ciudad ya se sentía la vibra del maratón, estábamos emocionados porque estábamos ahí y ya éramos parte de lo que estaba sucediendo.

La expo de maratón más desanimada que he visto

La Expo

La noche de descanso nos hizo levantarnos temprano, la primera experiencia culinaria para nosotros fue el desayuno en el hotel, posteriormente salimos muy abrigados porque a pesar del sol en lo alto el frío era algo que se sentía fuerte, comenzamos a caminar en esas calles pequeñas y sin banqueta maravillados de apreciar otra cultura, subimos al tren para dirigirnos hacia Tokyo Big Sight maravillados por el recorrido que nos llevaría hasta Odaiba llegamos al edificio de arquitectura maravillosa.

La expo fue una experiencia agridulce, cabe señalar que la organización fue impecable, a pesar de todas las medidas de seguridad que había por COVID 19 todos los filtros se pasaron de manera rápida y sin mayor problema; después de recoger el número y mi playera pasamos a ver el stand de Abbot World Marathons y tomarnos las típicas fotos con las medallas sin dejar de lado el soñar con adquirir la medalla especial después de correr las 6; lo que siguió fue un gran sinsabor ya que había muy poca mercancía alusiva a al evento, el patrocinador Asics llevó pocos productos y ni siquiera hubo chamarras conmemorativas que los corredores buscamos con tanto ahínco.

A esto sumen que había pocos expositores y pocos productos la verdad no tuvimos ganas de quedarnos mucho tiempo ahí porque no sentimos que hubiera algo ahí para nosotros; lo que si decidimos hacer fue ir a dar una vuelta por todo Odaiba para conocer el emblemático edificio de la FujiTV y el famoso Gundam Unicorn que está en el centro comercial Diver City; obviamente antes de irnos decidimos comer en las famosas hamburguesas hawaianas Kua Aina que nos encantaron (la verdad no nos animamos mucho con la comida japonesa) al final no quisimos caminar tanto porque había que enfrentar un reto al siguiente día por lo que decidimos irnos al hotel a descansar desde temprano.

La Carrera

Llegó el domingo por la mañana y después de una noche de sueño intermitente decidí levantarme a las 6am después de tener todo listo, esta ocasión mi esposa no me acompañaría a la salida, por lo que nos despedimos desde el cuarto no sin antes repasar donde nos veríamos además de que ella vería una parte por la TV y me iría a ver en algunos puntos de la carrera, después de la acostumbrada despedida decidí tomar el metro desde Ginza que nos llevaría hasta Shinjuku, memoricé la ruta ya desde esa hora el metro había sido “tomado” por los corredores aunque no tuviera conocimiento de las estaciones que se debían de tomar hubiera sido fácil seguir a la gente con outfit de corredor, sobra decir que en la expo nos dieron un boleto para que cada corredor se pudiera mover de forma gratuita durante todo el día en este medio de transporte.

La llegada a Shinjuku si fue caótica, ríos de gente se veían por todos lados, encontrar la ruta hacia mi punto de salida la verdad fue difícil, sobra decir que gracias a las medidas de seguridad también se hicieron muchos tumultos porque había gente que no sabía que teníamos que presentar para poder pasar estos filtros, inclusive una persona desesperada porque no entendía al staff me preguntó que tenía que hacer.

Al final llegué y en mi corral ya hacía bastante frío que pude atenuar porque decidí que correría con una chamarra puesta; poco a poco fuimos avanzando y cruzamos la salida para conocer la parte más colorida de Shinjuku, justo en ese momento fue cuando por fin me dio el golpe de realidad “estoy corriendo la maratón de Tokio”; la verdad tenía mis dudas porque una molestia en el tendón de aquiles podía jugarme una mala pasada así que el ritmo sería lento y trataría de disfrutar lo más posible todo.

Comparado con otros Majors Tokio no es un maratón con mucha gente animando en las calles y las pocas personas parecen más asombradas por ver a alguien corriendo que por animarlo de alguna manera, la gente del staff si fue algo sorprendente, siempre con una sonrisa dispuestos a auxiliarte todo lo posible, las medidas de limpieza impulsadas por la gente fueron sobresalientes; un caso curioso fue el de la bebida Pocari Sweat que era la oficial y contaba con un sabor ligero muy característico, aunque llevaba mis Geles Gatorade acabé usando la bebida y a ella atribuyo las constantes idas al baño (no sólo mías sino también de muchos corredores.

El trayecto aunque era muy colorido parecía ser bastante redundante al tener a corredores en ambos carriles pero en sentido contrario, esto me permitió ver en algún momento la punta de los elite pero esto llegó a ser complicado el trayecto ya que nos sentíamos “apretados” y las vueltas para tomar el siguiente sentido eran bastante cerradas, los primeros 35km como siempre transcurrieron sin ningún problema, pasando esa barrera la carrera se comenzó a hacer difícil, el clima no ayudaba mucho porque cada vez hacía más frío y no les miento muchísima gente comenzó a caminar, yo comencé a notar una molestia en mi pie derecho pero aun así no me detuve en ningún momento del recorrido, aunque ya pasábamos la Tokyo Tower la meta se vía cada vez más lejos, no les mentiré ese último tramo encarrilándose a la meta me costó muchísimo parecía eterno aunque los ánimos ahí si estaban al máximo.

Al final ya se pudo ver el palacio imperial y la meta, como siempre alcé los brazos agradeciendo al cielo a mi padre al que le dedico todas mis carreras, inmediatamente al cruzar nos dieron un cubrebocas y nos enfilaron hacia nuestra salida, por fin me dieron mi medalla que no les miento veía enorme, nos dieron algunos productos en una bolsa y a mí me comenzó a dar un bajón de presión que solucione con un gel que nos habían dado; ya saliendo también nos dieron un hermoso poncho que estuvo perfecto para mitigar el frio que ya hacía; caminando hacia el hotel tuve que atravesar Tokyo Station para descubrir que era gigantesca, al final me encontré en el lugar designado a mi esposa para darnos un gran beso y abrazo, nos tomamos un par de fotos y caminamos hacia el hotel, donde me puse en contacto con mi familia, tomé todos mis suplementos de recuperación y me di un merecido baño; después de descansar un poco y para no romper la tradición decidimos ir a un Carl´s Jr para comer unas deliciosas hamburguesas en Akihabara, obvio cerramos el día yendo a dormir temprano.

La calle Kiobashi aquella mañana de lunes después del maratón

El Descanso

Amaneció en lunes por la mañana y después de muchos meses no tenía que levantarme a correr, esto hace sentir un gran alivio, miraba la medalla que tenía colgada en el espejo, la más difícil ya era mía; con toda tranquilidad bajamos a desayunar disfrutamos de la tranquilidad que ahora nos invadía porque oficialmente comenzaban nuestras vacaciones.

Ahora quiero dar las gracias sobre todo a mi esposa por entenderme y apoyarme hasta el último momento para que este maratón fuera posible, a mi familia por siempre creer que lograría la meta.

Los sueños se cumplen si estás dispuesto a trabajar por ellos.

--

--

Martín Iván
Martín Iván

Written by Martín Iván

Media, marathons, minimalism, music, technology, productivity, podcasting, pizza. 

No responses yet